
Otra de las grandes familias, parte de la nobleza italiana, que pasearon por el escabel de San Pedro fue la de los Farnese, el encargo estuvo en los pies del mozalbete Alessandro (le tomó un aproximado de sesenta años a esta familia hacerse con el poder) que sin ser sacerdote fue cardenal cuando contaba con 25 años (Pasquino lo hizo acreedor de la chapa de “Cardenal de las faldas” debido a la ayudita fraterna) y esto se lo debe a su hermana Giulia cuya relación lasciva con Alejandro IV ayudó y mucho. Ordenado sacerdote a los 51 y santidad a los 66. 4 hijos en su haber: Pier (participante del saqueo del ’27) Luigi, Paolo, Ranuccio y Constanza cuya relación incestuosa con Pablo III (no, no se resistió) no ayudó a la reputación de su padre.
No se puede quejar de haber recibido una buena educación, de ahí tal vez su desmedida preferencia por preferir a su parentela tanto para beneficio (mayormente hombres) como para perjurio (mayormente mujeres) además se transmitió en simultáneo su coronación y el bautismo de sus 2 bisnietos, 2 adolescentes Guido Ascanio Sforza (16 años) y otro Alessandro Farnese (14 años) fueron elegidos por su abuelo para que se desenvuelvan como cardenales (para que aprendan desde chicos el valor de ganarse las cosas) lamentablemente el sexo femenino Farnese no recibió tanta protección; las hembras de aquella familia tenían fácil dos opciones, o se sometían al incesto con Pablo III o no lo hacían, su madre, una de sus hermanas y una sobrina (sí, se resistieron) desaparecieron de la noche a la mañana sin dejar rastro alguno más que su sangre; y las que no eran de la familia y sí eran prostitutas se les obligó a pagar tributo transformándose así en el mayor y más grande proxeneta que Roma ha visto nacer.
Sublimis deus fue divulgada el 2 de junio de 1537 con motivo de la evangelización de los nuevos territorios descubiertos al otro lado del Atlántico, esta bula se genera de las lecturas realizadas por Pablo III del manuscrito del primer libro de Las Casas titulado Del único modo, esto significó una visión del indígena menos radical, ahora sí Dios los reconocía como hombres (aunque inferiores) y ya no animales (aunque superiores) estaban en una especie de limbo evolutivo, este método evangelizador se definía por su pacifismo y por la libertad del otro. Cambiando de tema, establece en 1542 la santa inquisición romana.
Convocó el concilio de Trento en 1545 para poner freno a las alimañas separatistas pero desafortunadamente no llegó a concluirlo al ser víctima de una fiebre neciaza, sus restos restan, por si acaso, en la tumba rediseñada por Miguel Angel dentro de la Basílica de San Pedro.