ESTAS SON LAS 30 RAZONES EN LAS CUALES SE FUNDAMENTA MI FE EN LA CRISTIANDAD, MATARIA POR ESA IGLESIA.

PABLO IV (1555-1559)

Gian Pietro Caraffa fue uno de los principales instigadores para la instauración de la inquisición en Roma, además en 1542 muta en el primer inquisidor general. La oposición de Carlos I para su elección al lado de su odio hacia España lo convencieron en no rechazar las investiduras que lo harían el papa del terror, Pablo IV; de origen napolitano no soportaba la ocupación española en el Reino de Nápoles, así que incitó a la guerra a todo enemigo de Felipe II, que recién había recibido el mandato tras la abdicación de su padre Carlos; su única victoria se dio en el terreno espiritual donde ambos ibéricos fueron excomulgados.
Pablo IV: “Yo nunca le he otorgado un favor a ningún ser humano.”
Todavía se encontraba paralizado el concilio de Trento, sin embargo, Pablo IV no movió ni un dedo para retomar la hilada porque él era la máxima autoridad espiritual con dotes de infalibilidad, por lo tanto la verdad y el dogma eran dictaminados solamente por él y no era necesario ningún concilio; y si no hacías caso te caía la gestapo del santo oficio.
Pablo IV y los judíos
Los odiaba por haber intercedido en la crucifixión de Cristo, en 1555 a 2 meses de iniciar su gobierno del miedo promulgó la bula Cum nimis absurdum teledirigida contra los sionistas, primero se creó un gueto en Roma, luego se vieron presionados a vender su pertenencias a los cristianos a precios altamente ridículos, grandes terrenos eran intercambiados por un burro o alguna vestimenta; también fueron humillados a portar una señal discriminatoria, sombreros amarillos para hombres y velos para mujeres.
Pablo IV y las mujeres
Las consideraba seres inferiores y no permitía que se le acercasen, su odio era equiparable al que sentía por los semitas; concordaba plenamente con lo que decía Santo Tomás: “… las mujeres son hombres que no acaban de serlo.”
Pablo IV y los cardenales
No estaban a su altura y por eso no dudaba en maltratarlos como si fuesen sus lacayos, el cardenal Giovanni Morone por condenar su empleo del terror con fines religiosos fue aprisionado. O estabas con él o simplemente no estabas.
Fue conocido como la encarnación de la cólera de Dios, inclusive los romanos solían rumorear que si su madre hubiera visto su futuro no hubiese vacilado en estrangularlo al nacer; al morir su estatua erigida cuatro años atrás fue derribada para luego ser mutilada, la multitud colérica aprovechó para quemar distintas edificaciones entre las que destacaba el palacio de la inquisición, los reos de dicha institución fueron libertados.