
A partir de entonces se prohibieron los juicios a personas fallecidas (una verdadera lástima) el concilio cadavérico se celebró bajo el techo de la Basílica Constantiniana, después de exhumado el fallecido se encontraba putrefacto, obviamente, debe haber sido uno de los juicios más hediondos de la historia (recuérdese que habían pasado 8 meses desde su fallecimiento) se le emperejiló con todos los ornamentos papales y se trató de sentarlo en un sillón pero no paraba de resbalarse, atinaron a amarrarlo para evitar levantarlo reiteradas veces mientras escuchaba las acusaciones; entre las principales destacaba el hecho que siendo obispo de la diócesis de Porto la abandonó para ocupar como papa la de Roma, como no podía defenderse (no se olvide que habían pasado 8 meses desde su fallecimiento) fue hallado culpable declarándose como inválida su elección y anulándose consiguientemente todos sus actos realizados entre 891 y 896; esto permitió a Esteban VI no ser acusado del mismo cargo al invalidarse su ordenación como obispo (Esteban incurrió en la misma falta pues pasó de la diócesis de Agnani a la de Roma como papa) se procedió a desvestir el cadáver y le amputaron tres dedos de la mano derecha para prevenir que no haga ningún tipo de bendiciones en la otra vida, finalmente su cuerpo fue arrojado al río Tíber no sin antes ser quemado, felizmente (habían pasado 8 meses desde su fallecimiento) no la sufrió.
Suena un poco surrealista pero se puede corroborar la historia leyendo el canon primero del concilio romano de 898: “Esteban hizo colocar el cuerpo de Formoso ante un tribunal… por una ambición culpable, Formoso había cambiado su sede episcopal de Porto por la sede de Roma… se consideraba y proclamaba que el acusado había sido indigno servidor de la Iglesia, que había llegado a la silla papal en forma irregular y que por lo tanto… era un papa ilegítimo y que… todo cuanto había hecho, decretado y ordenado durante su papado era nulo de nulidad, incluido claro está, las ordenaciones.”
Esteban no corrió mejor suerte, fue encarcelado y luego estrangulado por una turba iracunda partidaria del difunto, el pueblo romano reaccionó a la altura, una salvajada por otra; luego al trono se alzó el hermano del tal Marino I, conocido como Romano que duró menos de cuatro meses quizá toxicado como su hermano, le sucedió Teodoro II que en sus 20 días de fama hizo más que su antecesor al anular lo hecho por Esteban VI y restituir lo hecho por Formoso, pereció el mismo mes de su elección quizá atoxicado.