
Existe mucha controversia en su figura pues afirman que no era una persona muy amable y poco ortodoxa, solía mofarse de la gente de acuerdo a su aspecto físico, no tuvo ningún problema en favorecer a su familia gracias al cargo que ostentaba y la enriqueció a toda; asiduo practicante de la brujería mantuvo cautivas a una mujer casada y su hija, las obligaba a realizar sus más pervertidas fantasías sexuales; aseguró ser ateo profeso y confeso, la vida futura no era algo digno de creer y la negó, no poseía una buena imagen de Cristo pues lo calificó de mentiroso e hipócrita; San Dionisio era su confesor, siempre le rezaba al patrono de los sifilíticos ya que contrajo la enfermedad en algún punto de su vida que duró hasta el 11 de octubre de 1303. Su deceso pudo haber sido ocasionado por las dolencias provocadas por la tortura a la cual fue sometido un mes antes a pedido del rey de Francia, el Hermoso; Felipe IV quiso tributar a la iglesia francesa para mantener su prolongada guerra contra los ingleses, lo que originó la desaprobación de Bonifacio VIII quien se encontraba veraneando en la campiña de Anagni cuando fue secuestrado por secuaces leales al rey; él los esperó sentado en su trono revestido de todas sus alhajas de poder mientras se abrían paso hacia su encuentro; del previo juicio que indujo a su cautiverio pueden haber derivado las graves acusaciones que agravan en su persona. Esperemos que así sea por el bien de su reputación.